El Laberinto
Primera parte
Mi laberinto es un lugar en el cual habitan mis deseos, ilusiones y objetivos. Desde luego, sus salidas son infinitas, así como lo son los caminos de la vida. Cada decisión tomada es una bifurcación más de ese laberinto, que lo complica, pero a la vez puede ser parte de una solución o de un problema más. Mantenerse en el laberinto no siempre es fácil, quizá para algunos el cruce correcto sea más claro que para otros, puede ser que todas las salidas conduzcan a un mismo camino, pero a fin de cuentas eso no es lo importante, es más relevante vivir el laberinto y sus encrucijadas y aprender a imaginar el futuro y meditar el presente.
Cada cruce representa un problema más en la vida, a medida que avanzo en él me encuentro retos cada vez más grandes, es como si hubiera partido de un pequeño laberinto, con pocos pasadizos, para encontrarme en uno tan grande que parece no dar lugar a la equivocación. El orden de su crecimiento es natural, va acorde con la vida, uno no espera que crecer significa menos responsabilidades, sin embargo siempre encuentro pequeños oasis, representados por aquellos momentos de alegría producto del triunfo, el juego, el afecto, la amistad o sencillamente a modo de desembocadura por la satisfacción de una afición, sea intelectual como leer, realizar imaginarios mentales, apreciar la música; o física, como la práctica de un deporte.
Los caminos más largos de mi laberinto son los académicos, han sido como una fila interminable de retos a superar enfocados en una meta común que es la realización profesional. Y aunque estos caminos son muy extensos e intrincados en su conjunto, el haberlos realizado paso a paso los ha hecho parecer como si en realidad fuesen cortos y menos enmarañados, obviamente el “juego” ha tenido mucho que ver para que yo los vea desde esa perspectiva.
De ese oasis del que hablo sin lugar a dudas ha sido muy importante el calor de hogar, sin él, hubiese sido difícil sentir algunas veces que conocía el camino correcto, por que sé que aunque hayan infinitas puertas que conducen a lo mismo, también estoy consciente de que existen muchas pequeñas desembocaduras, que son los logros obtenidos, y una aún más grande, que determina mi realización como persona. Y para llegar a todos estos rincones de éxito, debo saber usar (y tener) esos aún más pequeños rincones de felicidad, los cuales me dan impulso para encaminarme hacia mis metas a corto y largo plazo.
El laberinto de cada uno de nosotros es sin lugar a dudas complejo, lleno de obstáculos, quizá muchos peligros, o tal vez lleno de oasis, puede ser que repleto de zanjas profundas, posiblemente contaminado por enredaderas que no permiten el paso hacia la realización. Lo que sí es cierto es que no sabemos cuándo nos toparemos con alguna de sus puertas ni en qué momento del camino, probablemente en medio de una zanja o tal vez en camino a la realización, por eso es importante gozar cada pasadizo de la forma en que nos parezca conveniente dentro de sus límites.
Segunda parte
Así, propondría un laberinto con infinitas salidas. En él encerraría a la violencia, y a todos los que hacen parte de ella en el mundo, y acompañándola también aprisionaría al odio y la inequitatividad. Todos los individuos que se hallasen en él, encontrarían en cada muro una representación visual de las consecuencias de sus actos, para que puedan llegar a la reflexión, los que lograsen identificarse con las víctimas de sus desmanes podrían finalmente salir por la puerta, que más que una representación simbólica de libertad, en este caso significaría la paz, el afecto y la igualdad en el mundo; en cambio, aquellas personas que no pudiesen entender las consecuencias negativas del mal hecho a su prójimo, se trasladarían a un lugar del laberinto en el cual pudiesen vivir a modo de sueño, todo lo que una víctima de ellos ha vivido, y después de esto, serían invitados nuevamente a la reflexión, continuándose el ciclo infinitamente hasta que logren salir de su cautiverio. Este laberinto más que un sitio de pruebas de vida, es un lugar de purificación mental del mundo, para que nuestros dirigentes y personas influyentes en el devenir mundial, recapaciten y no se dejen llevar por el dañino ego, que los posiciona como seres superiores, y los hace olvidar que todos estamos hechos de los mismo, que somos parte de la misma materia.
Tercera parte
Trasladándonos al fragmento de la obra La Casa de Asterión resaltaría los siguientes dos puntos como motivo de análisis: el primero, tomando como referencia el enunciado “Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa muestro la casa”, entendemos Asterión se ha encerrado en una actitud narcisista, de pensar en que él lo es todo y por eso solamente se puede divertir él mismo, atrapado en un mundo donde solo existe el yo, y nadie más. Esto, si lo extrapolamos al mundo real, representa a todas aquellas personas que viven en un universo en el cual ellos son el centro de todo, no determinan a los demás y sólo piensan y alaban sus necesidades y logros alcanzados, despreciando los derechos y éxitos del otro.
El segundo punto de análisis lo tomo a partir de la siguiente cita: “Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera.”, la cual nos da a entender que Asterión estaba totalmente desinteresado por el mundo externo, y que esperaba que alguien haga algo por él antes de él mismo contribuir a la solución a su problema. En cambio, se encerró en su propio mundo, ahondando su desgracia, y llevándolo, si se puede decir, a un estado de locura. Si a partir de esto pensamos en la vida real, nos vienen al imaginario las personas que pretenden dejar todo el trabajo a los demás y no aportar nada hacia una solución, que a veces inclusive les conviene a ellos mismos. Son ciertos sujetos que están parados sobre la tierra solamente para buscar beneficios propios, que viven el momento, pero que no les interesa en lo más mínimo el futuro ni el prójimo.