Estrategias para la arquitectura de San Juan de Pasto
1. Me parece importante rediseñar uno de los lugares más emblemáticos de nuestra ciudad, como lo es la Plaza de Nariño. Actualmente podemos verla como un lugar rectilíneo, hogar de algunos arbustos, su monumento característico, y demás; pero podría convertirse en una plaza más acorde con la naturaleza, con surcos y montículos que le confieran belleza, con asientos que se confundan con la forma de las rocas, con arbustos que habiten con total libertad con los transeúntes, sin su separación metálica; y un monumento curvilíneo que se erija totalmente curvilíneo y que se aparte del unicolor para ser parte del multicolorido
2. Las Universidades, sobre todo la Universidad de Nariño, con su estrecha relación con el mundo natural podría convertir sus paisajes de cemento en lugares que se confundan con aquellos árboles y vegetación que la rodean. Formas más acordes con su alrededor, apartadas del dogma arquitectónico, sería algo parecido a aquellos quioscos que prestan servicio de Internet: con su techo curvilíneo, pero desde luego falta aquel toque artístico del color y ventanas que se aparten de aquella forma cuadrada y de su uniformidad. Propongo bloques de trabajo con ventanas curvilíneas que se confundan con el paisaje que se observa al exterior, paredes de variados colores, apartadas del típico blanco y amarillo, así como la construcción de muros de expresión, ubicados en algún lugar de la universidad, que sean un punto en el cual todos puedan manifestar su arte y sus ideas sin temor a la represión.
3. Hay lugares en los cuales las personas manifiestan sus sentimientos de alegría, temor, impaciencia, desesperación y esperanza, sin lugar a dudas uno de esos sitios es el Estadio La Libertad, un rotundo manifiesto de cultura y la unión de las personas. Por lo tanto, me parece importante apartar a aquél lugar del yugo del gris, de las terribles rectas que lo único que manifiestan al admirador es su imponencia y no su acogimiento, tal como lo harían estructuras artísticas, estadios modernos con los cuales nos hemos quedado embelesados por su belleza arquitectónica moderna, más arraigada al giro, a lo impensado. Así, propondría un nuevo estadio con la forma de una manzana, que mostraría sus tres cuartos superiores, como si estuviera saliendo de la tierra misma, que sea una estructura muy parecida a la fruta natural, teniendo en cuenta que su color es algo muy importante, y que quizá en la noche podría iluminarse completamente, vislumbrándose como una apetitosa y gigantesca fruta desde gran parte de la ciudad.
4. Propongo promover la belleza intrínseca y extrínseca del grafiti en las fachadas de las casas de nuestra ciudad, para que sean puntos de arte, pero eso sí, que se haga de una forma organizada, que nos recuerde la naturaleza y a nosotros mismos. Esto no prohibiría a cualquier persona hacer arte con su casa, sino que la idea principal de sus “obras” debería ser la naturaleza, sin importan cuán bien lo hagan, lo significativo sería la idea de entender lo que perdimos al apartarnos de nuestro mundo real, y de alguna forma recuperarlo haciendo esto. De la misma manera sería fundamental promover el amor por lo verde, para que cada pequeño arbusto que crezca en un rincón no sea motivo de enojo sino de emoción. Que cada casa tenga enredaderas en su fachada no sería mala idea.
5. A todos nos aburre el color gris. Es un color frío, que nos deprime, no nos anima, no nos invoca a la creatividad, por más que lo intentemos. Las calles de nuestra ciudad (y las del mundo) tienen ese color, que hace de las ciudades lugares poco atractivos, que en nada se parecen a nuestro ambiente natural original. De esta manera propondría darle a aquél pavimento de las calles y a ese claro grisáceo de los andenes, los colores de la vida. Que cada andén tenga una obra a la cual admirar o por lo menos un color (verde, azul, amarillo, etc), para que el simple acto de transitar la ciudad alimente nuestra imaginación. Que las calles también sean arte, que en ellas se plasmen figuras de la naturaleza, o que por lo menos tengan diferentes colores, para que los trancones ya no sean momentos de desespero sino de admiración del arte, o por lo menos instantes de creatividad que no ayuden a ser más felices y productivos en nuestro trabajo.
Por mi parte, para llevar a cabo el pensamiento manifestado según el texto de HUNDERTWASSER, me gustaría hacer una obra a pequeña escala en mi propia casa. En mi cuarto hay una ventana, rectilínea como la mayoría, mi idea sería volverla circular, y que a los lados de ella la acompañen dos pequeñas ventanas con forma de fruta (quizá una banana y una sandía), con su color respectivo, para animar el ambiente. Por otra parte, también me gustaría darle a mi cuarto un toque más informal, quizá con alguna pintura en el techo, para tener algo qué admirar cada vez que despierto en las mañanas.
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